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Los problemas de MasterChef España

Análisis de qué falla en el concurso de TVE
Carlos Barreiro
Carlos Barreiro García
12 de Julio de 2020
Los problemas de MasterChef España

Esta semana, haciendo zapping, acabé en TVE mientras emitían MasterChef, su edición número 8 en España (sin contar las ediciones que hacen con niños y con famosos), en concreto el programa donde presentaron el polémico plato de la perdiz sin desplumar.

Para quien no lo conozca, MasterChef es un concurso culinario en el que, a modo de reality, se nos presenta como concursantes a un grupo numeroso cocineros amateurs. Cada semana, estos concursantes tienen que enfrentarse a 3 pruebas, tras las que un jurado compuesto por reconocidos chefs decidirán quién queda eliminado.

Hacía mucho tiempo que no veía el concurso, al que llegué a estar enganchado, pero en esta ocasión no duré ni 15 minutos hasta que cambié de canal mientras me preguntaba cómo pude estar viendo esto semanalmente años atrás.

Obviamente si siguen en emisión es porque hay gente que sigue tragándoselo de principio a fin, pero resumiré en este artículo qué cosas cambiaría en el programa si este planeta me tuviese a mí como emperador supremo.

La duración

Comenzamos con el principal y más obvio problema. Cada programa de MasterChef dura más de 3 horas. Es una vergüenza que en un programa de tono familiar, debas quedarte despierto hasta más de la 1 de la madrugada para ver la última prueba, que suele ser la más interesante, y para saber a quién expulsan.

Creo que podría contar con los dedos de una mano las veces que llegué a ver un programa completo del tirón. Normalmente me veía la primera prueba en directo, y los días siguientes me ponía el resto de pruebas mientras comía o cenaba.

Hacer esto actualmente, con Netflix, Disney+, Amazon y demás servicios de streaming acumulando día tras día series y películas que me interesan a sus catálogos, me resulta ya imposible.

El ritmo

La consecuencia directa al problema de la duración es otro problema aún más grave, el ritmo. Si un programa dura 3 horas pero tiene contenido de sobra para que el espectador no pueda ni pestañear, bienvenido sea. Pero si coges el formato original, de 30 minutos de duración, y lo alargas exageradamente sin cambiar la estructura, te queda un programa con muchísimos huecos por rellenar.

Comparando las duraciones, por cada programa de España podrías ver casi 7 de la versión estadounidense. Esto significa que en el tiempo en que llegas a ver 21 pruebas culinarias en la versión americana, en la versión española solo verás 3.

Esto resulta en pruebas interminables, en publireportajes innecesarios en las pruebas de exteriores y hasta en momentos realmente bochornosos en los que nadie parece saber qué hacer para rellenar unos minutos más.

En concreto, en el programa que vi esta semana, fueron a los escenarios de “La Casa de Papel” para hacer un publireportaje encubierto. Ver a los chefs del jurado intentando rellenar minutos a costa de su dignidad provocó una sensación tan grande de vergüenza ajena tanto en mi mujer como en mí que se convirtió en una experiencia de unión mayor aún que la de nuestro matrimonio.

Durante los 10 minutos previos a esa prueba de exteriores, los chefs fingían estar atracando el Banco de España, cantaban el “Bella Ciao” con los concursantes, se enfrentaban a los actores secundarios de la serie, que habían ido a degustar la comida, y hacían varias llamadas con el “Profesor”, tristemente montadas. Mientras tanto, en la versión americana puedes ver una prueba culinaria entera en todo ese tiempo.

El casting

Con el casting tienen una estrategia clara, repetir edición tras edición el mismo arquetipo de concursantes. El joven inexperto pero con gran potencial, la anciana que recibirá elogios cuando haya que hacer un puchero, pero a la que expulsarán poco antes de la final, cuando le hagan hacer un plato rompedor y creativo, la parejita que nos hará vomitar de lo almibarada que nos la mostrarán, el experto al que usaran como referencia durante las primeras semanas, y al que darán una patada en el culo cuando cometa el primer tropiezo…

El grupo de concursantes encaja en una plantilla que se repite desde la primera edición. Esto lo hacen a propósito para que la gente que no vea el programa y lo sintonice en, por ejemplo, la 6ª semana, pueda identificar rápidamente a los concursantes y no se pierda. Es una estrategia aparentemente eficaz, pero que hace que seguir edición tras edición el concurso se convierta en un sufrimiento de “deja vus” semanales.

Esto es consecuencia del punto anterior. Como las pruebas culinarias pasan a un segundo plano y tienen que encontrar con qué rellenar minutos, la parte de “reality” del programa pasa a ganar fuerza. Si el programa fuese más corto, las pruebas culinarias pasarían a ser el 95% del programa, no importaría tanto la parte de “reality”, y podría haber más variedad de concursantes.

El jurado

No me voy a meter en que hay un componente del jurado que claramente no llega al nivel mínimo requerido para serlo, y al menos destacaré la buena química en pantalla que tienen Pepe y Jordi. Mi problema con el jurado viene en la actitud que tienen hacia los concursantes.

El jurado del programa parece más preocupado en degradar semanalmente al grupo de concursantes, haciendo ver catástrofes donde no las hay, humillando a quien no lo ha hecho bien e incluso intentando hacerles sentir mal por, según ellos, tener el privilegio de estar en el programa y no aprovecharlo.

No me cabe duda de que, en el país del morbo, esta actitud es la que pega a muchos a la pantalla hasta altas horas de la madrugada cada semana. Las ansias de la gente por ver cómo se veja públicamente a otra persona por un simple plato de cocina son la principal razón del éxito del programa.

Lamentablemente esta actitud es la general en las ediciones internacionales, y, como referencia, nos tendremos que ir a otro concurso similar, “Forjado a fuego”. Este programa, que sigue una estructura similar a MasterChef pero con la forja de armas, se compone de un jurado que no necesita recurrir al morbo ni a la humillación en ningún momento y, a pesar de ello, no pierden un ápice de carisma.

Porque da igual que en la prueba de muerte no consigan rasguñar al cerdo, o que en la prueba de dureza se rompa el arma con solo mirarla. El jurado siempre recalca los puntos positivos sobre lo que han hecho los concursantes, sin dejar de apuntar los puntos negativos, pero sin ninguna sensación de humillación. Una lástima que programas como este sean la excepción entre una amalgama de “talents” morbosos.

Conclusión

Como se puede ver, casi todos los problemas del concurso se reducirían notablemente haciendo que la duración del programa se asemeje a la de las ediciones extranjeras. Los directivos de los grandes canales de España no quieren ver el cambio en el consumo televisivo, y que ya poca gente va a hacer el esfuerzo de quedarse 3 horas frente a un programa, así que no veo en el horizonte próximo un cambio en este sentido. Por mi parte, seguiré dejando el programa puesto cada vez que me encuentre una de las ediciones internacionales haciendo zapping, y, muy a mi pesar, ignorando la edición española.

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